Esta sal se obtiene de la evaporación del agua del mar, se color es más grisáceo que la sal de mesa. Se disuelve con mayor rapidez que la sal de roca y sala más.
La sal marina sin refinar contiene, además de cloro, sodio, yodo, flúor y otros minerales esenciales para el organismo en proporciones adecuadas, claro está, pero su consumo excesivo sigue siendo peligroso ya que el cloruro sódico sigue siendo el principal componente.
Este tipo de sal se forma en la superficie de las salinas marinas y sus propiedades gastronómicas la han convertido en la sal por excelencia de los gourmets.
Se recolecta con métodos tradicionales y de forma artesanal en el mar mediterráneo y el océano atlántico.
Comparada con otras, es baja en cloruro sódico (solo 92.9%) y en sodio (15%).
Se supone que es hipotónica y que no produce retención de líquidos. Tiene un sabor menos salado que otras sales, no se apelmaza y se disuelve fácilmente en el paladar.
La sal de mar o sal marina se seca naturalmente, al sol. No tiene ningún proceso y contiene cantidades microscópicas de vida marina y por supuesto, de yodo natural. Es de color menos blanco y ligeramente más húmeda. Tiene un sabor más fuerte pero se utiliza menos en las recetas de cocina, con los mismos resultados.
Entonces, si comparamos entre las características de cada tipo de sal, nos daremos cuenta por qué la sal marina es más sana y más acorde para ingerirla todos los días.