La sal de Epsom es extraída de una región inglesa con su mismo nombre, pero en realidad no es sal.
No contiene cloruro de sodio, en su lugar, contiene sulfato de magnesio.
No debe utilizarse como suplente de la sal ya que su sabor es muy distinto y sus efectos en el metabolismo son muy poderosos.
Se usa para baños de sal y para elaborar algunos cosméticos. Algunos usuarios reportan buenos resultados al usar esta sal para el tratamiento de la psoriasis.
Al consumirla, tiene efecto laxante que son consideradas como una buena alternativa y segura para mujeres en estado de gestación. También sabemos que son relajantes musculares, por lo que los doctores las utilizan para tratar calambres y uñas encarnadas.
Quizás su función más destacada es que terapeutas alternativos utilizan esta sal para problemas de hígado y de vesícula, incluida la extirpación de cálculos sin cirugía.
Su uso puede ser aconsejable en personas que consuman poca carne, ya que la bilis tiende a endurecerse en la vesícula de los vegetarianos.