Con un cuchillo bien afilado cortamos desde debajo
de las semillas hasta la punta del pimiento; con las manos
retiramos las semillas y la parte por donde está sujeto a la mata, los
lavamos bien bajo el chorro del grifo para quitarles las
semillas que aún queden adheridas y cualquier polvillo que puedan
tener.
En un cuenco con agua metemos los pimientos hasta
que estén cubiertos, dejamos en remojo durante 3 o 4 horas, aunque también
podemos dejarla desde la noche anterior, si se nos ha olvidado hacer este paso
los podemos meter en agua caliente y será suficiente con 1/2 hora. Pasado el tiempo los retiramos del agua y dejamos sobre un colador
para que escurran bien.
Para retirar la carne del pimiento ponemos este
sobre una tabla de cocina o sobre un plato llanos (con la piel hacia abajo),
arrastramos el filo de la hoja de un cuchillo para separar la carne de la piel.
Cuando hayamos sacado toda la carne la reservamos,
la piel la tiramos o podemos reservarla para hacer esta estupenda decoración
con la LA PIEL DEL PIMIENTO.