Esta sal cumple con determinados criterios de procesado para la venta.
Estos procedimientos nada tienen que ver con la conservación de nutrientes, aunque sí garantiza que tenga muchos menos aditivos.
La sal Kosher puede ser simple sal común, que ha cumplido con estándares establecidos, pero también puede ser una sal de calidad, como la sal del Himalaya o la sal celta, que fuera sometida a un control de calidad que garantiza que llega a nuestros hogares en buenas condiciones.
Conclusión, la sal certificada Kosher nos da la confianza de que su contenido es comparado con otra sal de la misma calidad, pero esto no la hace buena para la salud.