Ya estamos en Carnaval. En todos los rincones de nuestra tierra hay alguna receta dulce que tradicionalmente se prepara por estas fechas, para celebrar a Don Carnal antes de que llegue Doña Cuaresma. Este es el caso de las “orejuelas” que se elaboran en la tierra de mi marido, Palencia. Esta receta me la enseñó mi suegra, que la aprendió de su madre y esta a la vez de la suya; no se cuantos años llevará en la familia, desde luego muchos, teniendo en cuenta que mi suegra nació en 1909. Ahora es mi hija, la que se encarga de hacerlas todos los años, por dos razones, una es que tiene herramientas de cocina que facilitan el trabajo de amasar, otra y principal, es que es más joven y tiene más aguante para estar de pie que yo, pues aunque la receta no es complicada, hay que amasar y freír, y esto es mucho tiempo para mis piernas. Os recomiendo que las hagáis, son buenísimas.
Maribel
INGREDIENTES:
PREPARACIÓN:
Batimos los huevos con el azúcar hasta que estén esponjosos, añadimos el anís, el zumo de las naranjas y la nata.
Seguimos batiendo y vamos añadiendo la harina mezclada con la levadura, no pongo la cantidad exacta, pues depende en gran parte del zumo de las naranjas.
Cuando veamos que la masa adquiere cierta consistencia, la ponemos sobre la mesa de trabajo enharinada y seguimos añadiendo más harina y amasando con las manos- Hasta obtener una masa que no se nos pegue en las manos, en las fotografías siguientes podéis apreciarlo.
En este punto estiramos con el rodillo, la masa debe quedar fina, (aunque en esto también hay gustos, si es muy fina, se hincharán al freírlas y si la dejamos un poquito más gruesas, esto no ocurrirá, pero también están fabulosas.
Cortamos con un cortapastas en forma de rectángulos mas o menos iguales.
Ponemos abundante aceite a calentar, echamos un trozo de piel de la naranja, y cuando esté bien caliente comenzamos a freír.
No echaremos muchas a la vez, es mejor ir haciéndolas poco a poco, con paciencia, pues salen más de 100 unidades, claro que también depende de como las cortéis.
Este es el resultado.
Aunque antiguamente dicen que se tomaban con anís, yo puedo aseguraros que con un buen capuchino entran de maravilla.