- Utilizaremos tarros de cristal, sin roturas, ni golpes, bien lavados con agua y jabón y unas gotitas de lejía, los aclararemos bien.
- Las tapas han de ser metálicas, comprobaremos que cierran bien, también las lavaremos y las pondremos a hervir en una cazuela con agua antes de proceder a cerrar los botes.
- Cuando vayamos a llenarlos, nos fijaremos que no queden dentro burbujas de aire, y no los llenaremos hasta el borde; siempre es conveniente dejar una parte con aire, el espacio que ocupa la rosca bote.
- Cerraremos los tarros y colocaremos sobre un paño limpio, con la tapa hacia abajo, así comprobaremos si están bien cerrados, esto lo sabremos por si pierden o no algo de líquido.
- Los que pierdan, deberemos desecharlos, podemos volver a hervir otras tapas y hacemos la misma operación.
- Coceremos el tiempo que nos recomiende la receta, normalmente en 30 minutos están ya esterilizadas casi todas las conservas, pero hay alguna que necesita más tiempo. Ya se que hay muchas personas que recomienda cocer menos las conservas, a mí no me gusta hacer esto (salvo si lo hacemos en la olla rápida), pues toda precaución es poca y de esta forma evitaremos que se estropeen las conservas.
- Sacaremos los tarros, los lavamos en agua fría, jabonosa para eliminar cualquier residuo pegajoso del exterior, y los pondremos boca a bajo en un paño limpio y taparemos con otro, dejaremos enfriar antes de guardarlos en nuestra despensa.
- Enfriaremos los frascos durante 24 horas en un lugar libre de corrientes de aire antes de guardarlos en nuestra despensa.
Toda precaución es poca, debemos saber que estos serán alimentos que consumiremos junto con nuestros familiares.
Si seguimos estas sencillas instrucciones, podremos disponer siempre en nuestras despensas de ciertos alimentos, con el consiguiente orgullo de que han sido preparados por nosotros.