GAMBA ROJA DEL
MEDITERRÁNEO
Las cofradías de pescadores se esmeran en destacar
que los matices cualitativos de las gambas vienen dados por el lugar en que se
capturan, pero la realidad es que existen otros muchos factores que sí inciden
de forma directa en el sabor de la gamba y que todavía no se han estudiado a
fondo, por ejemplo:
- el sexo
- la muda
- la alimentación
- la fase reproductiva
EL LUGAR NO MARCA LA DIFERENCIA
Comencemos por desmontar el primero y más
importante de los mitos. Es común escuchar a las distintas cofradías pesqueras
argumentar que la gamba mediterránea que recogen es especial, única, de calidad
excepcional. Lo cierto, según Francisco Sardá, científico del
Instituto de Ciencias del Mar (ICM), (una de las personas de referencia a la
hora de conocer a fondo las particularidades de la gamba roja del
Mediterráneo).es que se trata de una afirmación insostenible desde el
punto de vista científico.
La gamba en sí no es mejor ni peor, puesto que
como todos los productos que ofrece el mar, la gamba es itinerante, viaja
kilómetros y kilómetros. Por poner un ejemplo, la larva de una gamba recogida en
Palamós (puerto que concentra el 50% de las capturas catalanas de gamba roja)
bien puede haber nacido junto a Ibiza y haber transitado por gran parte del
litoral mediterráneo español.
Por eso precisamente han fracasado los intentos
por conseguir distinciones de calidad geográfica. De hecho, “no se han
encontrado diferencias genéticas en las gambas que se pescan en todo el
Mediterráneo occidental”. En cambio, las diferencias genéticas sí se han
encontrado cuando se compara la gamba de nuestros puertos con las gambas rojas
del mediterráneo oriental, ya que a partir de la costa este italiana cambian las
condiciones salinas del agua y el sustrato marino se empobrece.
Cabe entonces preguntarse, cuáles son los factores
que inciden en la calidad de una gamba.