Aunque acabemos de comprar los huevos no quiere decir que sean frescos por eso siempre es conveniente asegurarse de su estado, cosa que resulta muy fácil siguiendo estas sencillas instrucciones.
Llenamos un recipiente profundo con agua hasta un poco más arriba de la mitad introducimos el huevo:
- Si se hunde con rapidez y hasta el fondo quedando en posición horizontal eso indica que el mismo está muy fresco por lo que puedes usarlo sin temor .
- Si al colocarlo en el recipiente el huevo se hunde con lentitud y llega hasta el fondo permaneciendo en posición vertical indica que el mismo aún está en buen estado pero debe consumirse rápido.
- Si en vez de esto el huevo flota o no se hunde por completo tíralo pues es seguro que está podrido o en mal estado y no es apto para el consumo.
Al abrir los huevos en un plato también podemos reconocer su frescura:
- Cuando partimos un huevo y la yema y la clara son firmes y no se expanden indica que el mismo está fresco.
- Pero si ambas partes se expanden demasiado y la yema pierde consistencia, eso que el queso no está fresco como pensábamos.