Lo primero llenamos un recipiente de capacidad suficiente para que nos entre todo el bacalao que queramos desalar (podemos probarlo antes de añadir el agua) con agua fría y sumergimos después el bacalao.
Nunca debemos poner primero el bacalao en el recipiente y rellenarlo después bajo el chorro del grifo, porque se podría romper el bacalao.
Lo mejor es cortarlo en trozos o filetes y poner éstos en un colador, que a su vez se meterá en una gran cacerola con agua para que así los trozos no descansen en el fondo de la misma, ya que es donde va a parar toda la sal.
A continuación, lo introducimos en la nevera, deberemos cambiar el agua dos o tres veces.
El tiempo de desalado irá en función del tamaño y grosor de los filetes (entre 24 y 48 horas).
Si los lomos son muy finos, el tiempo podría ser inferior, por eso, conviene siempre comprar tajadas de idéntico grosor, para que no nos queden unas más saladas que otras.
Si tenemos dudas acerca de si el bacalao está ya desalado o no, la única manera es probar un poco del bacalao que tenemos a remojo, escogiendo una pizca de la zona central.
Cuando tengamos mucha prisa, aunque no es un método demasiado conveniente, desmenuza el bacalao en agua templada y cámbiala tres veces. Así, tan sólo bastarán unas 3 o 4 horas para desalarlo.
NOTAS:
Algunas personas lo desalan en una salmuera ligera, tardará más en desalarse pero el bacalao se encontrará en un medio no totalmente extraño.
Otras en cambio lo hacen en leche por lo menos la ultima vez que cambian el agua.
También podemos reducir esa espera, colocando el bacalao en una
bandeja honda con leche tibia y tres dientes de ajo y en 2 horas estará listo.