3 Personas
INGREDIENTES:
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2 pechugas de pollo limpias
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4 guindillas rojas secas
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1/2 cucharada de vino blanco
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1 cucharada de vinagre de arroz
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1/2 cucharada de azúcar moreno
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1 cucharada de salsa de soja
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1 vaso de aceite suave (girasol o cacahuete)
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1 cucharada de salsa de soja
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1/4 de cucharada de Maizena
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un poco de jengibre
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2 cebolletas finas cortadas en tiras (con su parte verde)
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un poco de pimienta de Sichuan
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unos cacahuetes molidos (opcional)
PARA LA MARINADA:
PREPARACIÓN:
Preparamos la marinada batiendo la clara de huevo, disolvemos la Maizena en el agua y lo incorporamos a la clara, añadimos el aceite y salamos. Partimos el pollo en trozos menudos y echamos la marinada sobre el pollo, removemos bien y lo metemos en la nevera 1 hora.
Cortamos las guindillas en tiras y las salteamos en un wok con un vaso de aceite de girasol y reservamos, en ese mismo aceite ya picante, marcamos las tajadas de pollo ya escurridas, las depositamos en un plato con papel absorbente y reservamos también.
Retiramos casi todo el aceite de la sartén y salteamos las cebollas cortadas en trocitos con casi toda la parte verde y el jengibre cortado en trocitos, machacamos la pimienta en el almirez y la echamos mientras se están salteando las cebollas, antes de que se lleguen a dorar añadimos el vino y seguido los cacahuetes molidos (si hemos decidido añadirlos).
Cuando se haya evaporado el alcohol, removemos bien y echamos el azúcar y la soja (si se desea se puede añadir un poco más), la salsa adquiere ese brillo típico de los platos con esta salsa de soja.
Diluimos la Maizena en el vinagre, la añadimos a la salsa, seguido añadimos el pollo y removemos, a los 2 minutos apagamos el fuego, añadimos también las guindillas.